Está claro que de alguna manera debemos compararnos para así poder
competir. La velocidad media basada en el cociente entre la distancia lineal y
el tiempo de vuelo es a priori el método más equitativo.
En todos lados ocurre que hay colombófilos bien situados en relación a la línea de vuelo y por ello en muchas ocasiones se puede aplicar esa fórmula sin riesgo a equivocarse. Mientras que otros, consideramos que la distancia y velocidad media que salen en la clasificación no se corresponden con las que realmente han volado nuestras mensajeras. No queda más que asumirlo como bueno, ya que éste es, a falta de GPS´s incorporados en la anilla de nido, el sistema más justo que se puede emplear.
Las palomas son aves gregarias y por ello es muy difícil que rompan la disciplina del bando. Especialmente cuando son jóvenes e inexpertas; cuando las distancias son cortas y el número de palomas liberadas es elevado; amén de que el clima es menos benevolente y los días más cortos en estas sueltas iniciales de entrenamiento, velocidad y medio fondo. Es ahí donde las pérdidas son masivas para los que estamos “fuera de ruta”.
Al fondo el Monte Mofrechu (891 m)
Sin perder de vista mi objetivo central que es fabricar
palomas de gran fondo en tierra hostil, esta campaña dediqué todos mis
esfuerzos a tratar de contrarrestar esa deriva de las palomas hacia la zona
centro de Asturias donde se concentran la mayoría de los palomares. Los
esfuerzos fueron en vano pues no observé grandes mejorías en los tiempos de
vuelo y porcentajes de recepción. Y como ya sabéis, al final lo pagué no recibiendo palomas del
gran fondo.
Me ha quedado claro que los esfuerzos hay que hacerlos
diariamente en el paloma y no dándoles carretera que destruye de manera invisible su psicología.
La clave está en lograr que vuelen desde el…
La clave está en lograr que vuelen desde el…
Hasta el...
Si
bien el vuelo alrededor del palomar en muchas ocasiones se convierte en una “guerra de
los cielos”:
Y
esto enlaza con el título de la entrada ya que las horas de vuelo, creo que en
nuestro caso son muy difíciles de estimar, debido a que la paloma pasa tiempo “tirada”
por árboles, matorrales o cualquier tipo de refugio natural cuando viene
costeando sóla desde el centro en esas sueltas iniciales y de menor kilometraje
“lineal”. La perenne silueta del peregrino la conocen desde el nido, pero eso
no quita que el miedo se acreciente a medida que pasan los meses y se repiten
los ataques, entregando la cuchara en muchas ocasiones cuando regresan
en solitario ya exhaustas tras separarse del resto.
En ocasiones
me pregunto si muchas de las palomas más rápidas, no serán las que sucumben
tratando de llegar al palomar sin sopesar los riesgos. Siendo las lentas e
inteligentes que saben cuándo parar, esconderse, observar y retomar el vuelo,
las que nos quedan al final de la campaña. Habrá de todo, pero si pudiera saber
quién es quién antes de enviar, mandaría de estas últimas.
A esa altura, la guerra está ganada
¡Nos vemos en el aire!
palomarmofrechu@yahoo.es