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La calidad de la paloma



La calidad de la paloma


Me caracterizo por ser un tipo realista. Poco soñador. Muy crítico y exigente conmigo mismo y también con mis palomas. 

Explico esto en el primer párrafo porque mucha gente cree que se apela a la épica de la raza / clase / casta de una paloma o línea de palomas cuando uno no hace las cosas bien y ha de ser esa paloma extraordinaria quién corrija los fallos que se han cometido en su preparación. No es el caso. Sé que siempre se puede mejorar. Siempre. Pero cuando uno se esfuerza a fondo para mejorarlo todo: palomar, salud, preparación, motivación... y no obtiene los resultados esperados, mi análisis concluye dos cosas: 

1-Vivo en tierra hostil para la práctica colombófila.
2-Necesito mejorar la calidad de mi cuadro reproductor.

El primer punto, es inamovible. El segundo, es subsanable.


Efectivamente,  me muevo en una zona donde para mí, la paloma es un 80% del éxito. Sin calidad no hay resultados. 
Bien es cierto que para realizar esta afirmación tan categórica, hay que presuponer que se cumplen unas normas básicas como son:



  • Tener un palomar correcto:  seco, sin superpoblación, ni corrientes de aire.



  • Tener las palomas con salud. Lo cuál va unido a evitar superpoblación y administrar tratamientos cuando así lo indique el microscopio y no nuestra intuición.



  • Tener las palomas musculadas. Aquí hay muchas maneras de lograrlo, pero creo que pocos lo consiguen. La llegada del celo, el aumento de la la presión rapaz, la ubicación del palomar o la falta de tiempo, son factores limitantes. Sin duda.

  • Alimentar con granos de calidad. Mi visión sobre la alimentación después de haber estudiado muchas horas lo que la ciencia dice al respecto de las necesidades nutricionales de la paloma mensajera es que los granos han de tener una calidad constante. Como eso no lo podemos garantizar comprando en graneros los granos por separado, mi opción es una mezcla comercial que cubra en las proporciones científicamente probadas como válidas, las necesidades de la paloma en las diferentes etapas del año. Sobre la administración de suplementos, mi visión actual es que son una pérdida enorme de tiempo y dinero. Vitaminas, aceites, probióticos, vinagre de manzana, cacahuete, levadura de cerveza…para mí no aportan nada de nada. Hasta este año los he ido probando pero por fín he abierto los ojos.
 

Aplicadas estas normas básicas, mi filosofía en torno a la selección es que la cesta es el único juez válido. No me sirven pedigrees, ni morfologías. No me sirve que la paloma en cuestión sea hija de fulanito o menganito. Lo único que debe pasar al cuadro reproductor es el material regresado de la suelta de gran fondo al reloj.

Criar, testar y criar con lo testado. No tiene secretos. Sí mucho sacrificio y disgustos. Pero ningún secreto.
Con disgustos me refiero a que no siempre se pierden las que uno quiere o cree que se perderán. Y lo que es aún peor: no todas las que llegan luego transmiten esas cualidades a su descendencia. La genética es así de caprichosa.

Pero, ¿por qué creo que la paloma es tan importante?

Para ello he de resumir mi situación en torno a las palomas. En mi andadura ha habido 3 fases claramente diferenciadas:

1.      Una inicial en la que por motivos académicos, no pude dedicarme todo lo que me hubiera gustado a las palomas. No siempre estaba en casa y la preparación era muy deficiente.

2.      Una intermedia en la que ya podía ver las palomas todos los días pero no dedicarles el mínimo de tiempo imprescindible para poder ponerlas en forma.

3.      La fase actual en la que cuento con ayuda para poder aplicar todo lo que he ido aprendiendo en base a corregir errores de los años previos.

Paralelamente he ido cambiando de palomas. En una fase embrionaria eran palomas de variados orígenes e inciertas calidades. En una segunda fase eran palomas de aparente pero en realidad deficiente calidad. En una tercera fase son palomas de calidad, pues he visto destellos potentes, pero aún falta separar el trigo de la paja.

Que haya 3 fases en ambos apartados: dedicación y palomas, es mera coincidencia. En realidad en la fase intermedia de dedicación, ya ha habido palomas de calidad. Muy al final, pero las ha habido. Ha sido la fase donde sin ni la mitad de preparación que la actual, he comprobado al reloj por primera vez en mi vida del gran fondo. Fue uno de los primeros destellos de esas nuevas palomas que poco a poco van refrendando mis hipótesis.

Hay gente con la que me he enfrascado en discusiones estériles a este respecto. Gente que cree que el método o sistema es lo más importante y que hay buenas palomas en todos los palomares. A lo cuál yo les respondo que hay buenas, pero no extraordinarias palomas, siendo estas últimas las que se necesitan aquí. En Asturias, muchas palomas que regresan desde 530 km, no son capaces de volar 730 km. Incluso dentro de estas últimas, no todas son capaces de volar 820 km. Sólo hay que analizar las clasificaciones regionales para ver que es cierto.

El rodaje aquí no es gradual porque en las primeras sueltas el número de horas que pasan volando o escondidas de los depredadores hace que muchas regresen tarde o al día siguiente, con lo que ya no pueden ir a la suelta siguiente. Además de sufrir mayor castigo físico y psicológico, tienen que ir a tirones. Y eso complica aún más si cabe su preparación.

El valor añadido de las palomas capaces de regresar de gran fondo en mi palomar radica en que han de ser palomas:
  1. Capaces de soportar la presión rapaz por el palomar.
  2. Capaces de volar en solitario durante muchos km.
  3. Tenaces. Con el mordiente necesario para pararse y arrancar cuando se esconden al ser atacadas por los halcones en ruta. 

Este tercer factor es difícil de lograr. Pero los dos primeros van contra la propia naturaleza. La paloma es un ave gregaria y el halcón es el depredador natural de la paloma. Por eso, las supervivientes, valen su peso en oro.

Entre mis actuales palomas, unas pocas han demostrado ser útiles para volar en estos parajes. Y eso que han sido seleccionadas en otro tipo de terreno con muchos parecidos, pero unas cuantas diferencias. Esto demuestra que la paloma que es buena lo es en cualquier parte.

Estas palomas son lentas pero seguras. Palomas voladas durante generaciones bajo un sistema rudimentario de alimentación, tratamientos y entrenamientos. Cultivadas en consanguinidad sin apenas introducciones esporádicas para abrir sangre, pero jamás de palomas continentales rápidas y estilizadas. Esa paloma rústica es la que necesito para aquí pues mi única opción de alcanzar algún día la gloria ganando el gran fondo en Asturias, pasa por un concurso extremo en el que regresen muy pocas palomas y a velocidades muy bajas. Es ahí donde la tenacidad se impondrá a la velocidad.

Y cuando ese día llegue, podré decir que al final…¡mereció la pena!.

 La consanguínea. Mi mejor reproductora.